Las pirámides de estos reyes de la dinastía V querían simbolizar aún más, si cabe, un refuerzo del culto solar.
Las dimensiones de los nuevos monumentos funerarios se redujeron sensiblemente en comparación con los de Guisha, y los propios materiales de construcción, antes sólidos sillares de piedra caliza, fueron sustituidos por fragmentos de piedra de inferior calidad, cortada en pequeños bloques. Para el revestimiento externo se siguió utilizando la piedra caliza de Tura, así como el granito rosa y el basalto, piedras especialmente duras que fueron empleadas para construir algunos lugares especiales del conjunto funerario, tales como el templo mortuorio o el templo del valle.
Como elemento arquitectónico esencial de estos templos solares se construyó un obelisco de mampostería, un altar para sacrificios, y una calzada destinada a unir, como era habitual, el templo alto con el templo del valle. Las pirámides de estos reyes solares nunca alcanzaron la magnificencia de las de sus antecesores; ninguna superó los
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